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Y el seguro educativo...



Se dice que la mejor herencia para los hijos es una educación que les asegure un futuro financiero próspero. Sin embargo, la inversión económica para alcanzar este sueño suele generar incertidumbrefrustración e incluso dudas en los padres.


En años recientes hemos sido testigos de cómo las crisis económicas o sanitarias han cambiado la vida de muchas familias -ante la falta de planeación y previsión financiera- lo que ha afectado el futuro de muchos jóvenes.


Según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), el costo anual de una universidad privada en México puede oscilar entre los $60,000 y $300,000 pesos.


Si se considera lo anterior y que -por lo general- una carrera universitaria en nuestro país dura 5 años, el monto total se calcularía entre $300,000 y $1.500,000 de pesos.


Planear la Universidad desde la niñez


Un error es esperar hasta el momento de la Universidad para revisar las opciones de pagos y financiamientos, sin contar con un ahorro previo. Porque en estas decisiones van a influir desde la situación económica de los padres y el número de hijos a quienes se quiere apoyar hasta la elección de carrera y la Universidad.


Esto sin considerar si en la decisión entran otros gastos necesarios como alojamientoalimentacióntransportaciónmateriales educativos, etc. 


En pocas palabras: el gasto se incrementa generando estrés financiero en la economía familiar.


Lo ideal es iniciar el ahorro desde los primeros meses o años de los hijos e hijas. Así se tiene el tiempo suficiente para acumular un monto que les garantice iniciar, continuar y terminar una carrera profesional.


Un seguro educativo constituye una garantía para los estudios universitarios de los hijos e hijas.

Si bien existen muchos caminos posibles, uno sin duda es el seguro educativo, un instrumento de ahorro que permite anticiparse a un futuro incierto mitigar el impacto económico en el presupuesto familiar.


Asegurar la educación


Un seguro educativo es una garantía para los estudios universitarios de los hijos porque -además del ahorro- garantiza que aún y cuando el padre o la madre fallezcan (o ambos si se contrata mancomunado), el hijo o la hija recibirá el monto acordado para pagar su Universidad.


También en caso de que por una invalidez total y permanente por accidente o enfermedad estén imposibilitados para continuar aportando las primas, quedan exentos del pago y la compañía de seguros entregará los recursos económicos a su hijo o hija a los 18 años.


Estos beneficios no suceden si el ahorro queda inconcluso cuando se realiza en instrumentos bancarios, bienes raíces u otras alternativas de inversión.


Por cierto: un seguro educativo se puede contratar también por los tíos y abuelos de los niños.

Además, al llegar a los 18 años se puede solicitar a la aseguradora que administre los recursos ahorrados para el pago de las colegiaturas, previendo que cualquier situación particular impida el logro de la meta educativa.


Más beneficios adicionales


Al ser un seguro, si antes de llegar a la edad universitaria hay un fallecimiento o muerte accidental del padre o la madre (o ambos), se entrega una Suma Asegurada a sus beneficiarios.


Igual en el caso de una invalidez total y permanente, se recibe otra Suma Asegurada y -como se explicaba antes- se exenta del pago de las aportaciones.


Ambos beneficios son independientes de que al cumplir la edad de 18 años se entregue el monto de ahorro acordado. Incluso si la decisión fuera no estudiar la Universidad, se entrega la dote pactada.


Ahorrar para la educación universitaria, además de la tranquilidad económica que representa, también es un paso importante para alcanzar la libertad financiera y prepararse para las siguientes etapas de la vida.


Si tienes hijos e hijas pequeños ¿qué esperas para comenzar el tuyo?

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